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10/7/07

Colina de Robles

Francia 2460

Bien amigos, este es el predio “Colina de los Robles”. Un complejo de cabañas situado en la ladera de un cerro, con una casa principal (que se puede alquilar) y un salón de Eventos esparcidos en 5 hectáreas de verde atravesados por un arroyito que baja desde la cima, con arboleda, puentecitos, pileta, quinchito, asador… Como quien diría, un lugar de la gran puta.

El salón -propiamente dicho- guarda un estilo bastante austero y sin detalle cargados, con grandes ventanales que dan a un parque que tiene sus límites imaginarios: al Norte, la pileta de la casa; al Este con el arroyito y una suerte de parador de paja; y al Sur lo bordea el cerro y una alborada.

Según dicen los encargados del lugar, tienen capacidad suficiente como para atender a casi 250 personas, con dos baños (para damas y caballeros), una pista de baile en un pequeño desnivel, un espacio recibidor con unos silloncitos, y una fuente menemista en el interior que sirve de panel divisor (o biombo hidrante) para que las entradas a los baños no queden expuestas al comedor.

La entrada es muy pintoresca. Si uno viene por la avenida Don Bosco, debe doblar a la derecha justo en la esquina donde se encuentra un viejo almacén de ramos generales devenido en casa de picadas llamado “El Boliche de Noli”.

Cuando se toma esa calle (Francia), hay que meterle unos 800 metros por tierra y se verá que los alambrados a los costados van ganando altura de a poco. Sobre la izquierda está la entrada al Salón, que por el desnivel y la arboleda es casi imperceptible. De noche, notarán que cuando el vehículo apenas se asome a la entrada del lugar, un mecanismo milagroso y sorprendente hará que el foco –como de 200 guát- se prenda sin que ningún fulano toque perilla (una de las curiosidades del lugar).

Siguiendo la huella, verán a la izquierda (abajo y a lo lejos) las luces de los autos que van por la avenida Don Bosco, y a la derecha irán apareciendo entre los árboles la casa (un verdadero lujo serrano) y el salón, que tienen más bien forma de caja de zapatos color ladrillo. Si lo que quieren es ir a la fiesta, se aconseja doblar a la derecha en la primera entrada que el conductor vea, intentando contener en todo momento la irrefrenable voluntad de hacerse camino propio.

El terreno comprendido entre esa entrada y el caminito con antorchas que conduce al salón, funciona como una gran playa de estacionamiento sobre una enorme alfombra de gramilla. Como el predio no tiene mayores indicaciones, ni líneas pintadas con cal, ni cadenitas divisorias y se duda -por el momento- de que haya un “franelita” para acomodar los vehículos, se recomienda: dejar el auto lo mas ordenado posible, sin tapar la salida de otros; y tomar algún punto de referencia (arbolito, bosta de vaca, palo de luz, etc) que le permita al conductor con un alto índice de alcohol en sangre reencontrarse con el bólido al término de los festejos.

El caminito con antorchas
Parece una boludez hacer un apartado con un caminito de pedregullo de entrada al Salón que no tiene más de 10 metros… Sin embargo, es menester aclarar, sobre todo a las invitadas, que el pintoresco sendero –escoltado por antorchas y velones- puede convertirse en el primer papelón de la noche.

Quien camina por él, pondrá advertir que casi cualquier calzado se hunde en el canto rodado sin excepción, no respetando edad, sexo ni religión. Es por eso que, con esta aclaración, los organizadores quedan liberados de culpa y cargo ante cualquier daño físico -torcedura, esguince y fractura expuesta de tibia y peroné y otros- que pueda producirse en este "fashion" y peligroso acceso.

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